Los Goces de Dafne Intervención escénico-poética ECUNHI

El 8 de marzo de este año se realizó una intervención escénico-poética en los jardines del ECUNHI, producto de una investigación interdisciplinaria que contó con una beca del Fondo Nacional de las Artes para su representación, aquí va una muestra de la convocatoria:





A partir de las proyecciones culturales de la figura mítica de Dafne, cinco poetas en escena invitan a indagar en los elementos constitutivos de la poesía y de las representaciones de lo femenino. Un modo de estar y de ser en la fugacidad, el fragmento, lo diminuto y lo inconcluso, pero a su vez como modo de materializar una dinámica que es dibujo, cuerpo y ritmo. Así, la invitación consiste en transitar otras formas y lecturas de un motivo poético complejo y contradictorio, reverdeciéndolo, a través de la dulzura de la voz y la canción, la energía de la danza y la representación plástica.

Los goces de Dafne constituye un grupo interdisciplinario de investigación cuya finalidad es indagar en las representaciones artísticas del mito y sus posibles actualizaciones. Una de sus instancias fue la intervención escénica (Patio Andaluz de los Bosques de Palermo) y multimedial (UNTREF), profundizando en la idea de la persecución y de la fuga respectivamente. Para cada una de ellas se convocó a artistas de distintas disciplinas. De esta forma, en este encuentro y gracias a las artistas participantes, se completa un ciclo que profundiza en la idea poética de la metamorfosis. 

Poetas: María Victoria Ramos, Natalia Iñiguez, Pablo Cecchi, Romina Freschi, Victoria Palacios. Bailarina y coreógrafa: Laura Feijoó. Artista plástica: Lucía Roselló. Voz: Marianela Linsalata. El que anticipa: Gustavo Emilio Rosales. Fotografía: Marcos Ramos. Apertura: Jorge Navarra(www.unpatio.com.ar)






Los goces de Dafne

Ahora pecará de conmiseración como una devota: 
Sólo dormirá en su acolchado perfumado. 
No parará más hasta masticar 
cada pigmento oscuro de su corazón. 
*** 
Suficiente es decir tan inacabado como humano. 
*** 
Pensó que su escritura estaba lejos de la acción de su escribir. Pero 
el desborde de su lenguaje mostró una vez más que mentía cuando 
escribía que era inteligente. Sus caderas llevan la ondulación de la 
cama igual que su pelvis se clava al colchón al soñar la humedad 
que desprende su cuerpo. Porque el tiempo del amor ha llegado, 
tiempo de lo inteligible, inarmónico e imperfecto. 
*** 
Miré la torsión de su rodilla y recordé 
Siendo niña el placer 
de la cicatriz 
de la tensión, móvil 
que vacila entre el calor y la sequedad 
Doblez dónde lo perfecto es herida 
Contracción donde el deseo es goce.

Obstrucción
¿Por qué llora?
Su embriaguez predice la posibilidad
de nombrar.
Su sombra desapropia los otros
senderos.
Sólo el lápiz en su cauce
estoico, en la mesa habla
porque las hojas
enmudecen.
Ecos de una amapola
desgajada hacia el recuerdo.
¿Será la huella de su sexo la que transpira?.

II
¿Desde dónde tiene sentido para sí
cuándo se omitieron las flores casi por completo,
y apenas se curvó la rama que impulsa, casi sin despertarse
se privó, gesto a gesto, la venida del fruto en dicha dulce?
“El cisne”
y el cuello de serpiente:

la mordida y la fuente

se confunden en el mismo impulso

hacia arriba y hacia abajo

la fuga siempre es fuga.

Dafne quisiera

no agotar la llana

vocación de laxitud:

es una línea inmediata

detrás y delante de sí.

Y una búrbuja vacía la respira haciéndose su fiesta,

en la hendidura metafísica

no dicha

sino de la serpiente al ave

y de esta a la garra y a la piedra

de lo que despedaza, dije

en los márgenes de la tormenta

blanda

sobre picaflores asqueándose

de su genitalidad.

III

Ahora pecará de conmiseración como una devota:

sólo dormirá (.¿Habrá dejado las palabras en la almohada? Flotan sus cabellos en el cielo, su boca aún está húmeda, el sueño, la cama y el amor).

Un nuevo giro de página y una mariposa brota de su lenguaje. “Algo” sobre la superficie y la difuminación. Dafne mira el agua helada bajo sus pies. Lo que no sabe es que el agua está helada, ni que sus pies son sus pies. Todavía es tiempo de espera porque el límite entre lo que sabe y lo que no sabe tiene gusto a cuerpo, emanación y humedad.

Por eso no duerme en las noches. Hacia el horizonte la flecha es día y la noche máscara. Lo inmediato es la oscura corteza alimentándose del árbol.

.
IV

Pronuncio: No existís.
No existís pero pronuncio.
Cuando Amor dicta
tomo nota.
Yo escribo
con lápiz y papel en mano.
El lápiz se desliza con la lentitud de lo pronunciado.
Y en el No-Decir
el tiempo que nos consagra
es el des-concierto
de la circulación de los cuerpos.
El tránsito de las sombras en el silencio
de una dualidad
que invierte las figuras
del infierno dantesco
en el ritmo activo
del Hospital
“Público”. No existís.
No me mires: No existís.
Aliméntame del pan mórbido
de todos los días: No existís.
My love life: No me abrases.
Arrástrame en el fanatismo masivo: αηαηκι
No existís. Repíteme, mancíllame, recórreme,
Tergivérsame:
Cuando Amor dicta
yo escribo.
Reencárname en lo no-singular
de la belleza.
Alcánzame en el cenit
del No existís.
Húndeme el néctar de lo invisible.
He dicho: No existís.


Victoria Palacios




1

En tu vientre descubrí la luna;
fisgoneando me tope con la totalidad,
sos eterna por todas partes,
me gusta que te muevas así..

quiero despertar o desnudar mas bien
la llama viva del deseo esta noche
quiero tocar el cielo con mis manos
y volver para encontrarte

deseos, que se corren, se admiran
se cuentan unos a otros
misterios q no abordaran jamás
te quiero como nunca lo hubiera imaginado.

2

Una cruz lejana suprime
mis deseos de carne
Ahorca mi miembro con una cuerda
abstrayéndome de mi cuerpo, caigo
suplicando poemas románticos
Otro Ángel Frío irrumpe
como un rayo mi ser idiotizado
calca su camino
Avanzando a ciegas
por fosas subterráneas
cruje mi éxtasis aterciopelado
Maúllo en la noche con todas mis fuerzas
buscando tu olor, tu mirada, tu sexo, mujer.

3

La división que me pidieron
no la voy a hacer
en una estrella interna
un mágico sabor espiritual
mantuvo mis partes unidas
con el tiempo, la magia se repetía
y sus colores se fueron oxidando
pareciéndose todos a uno...
lloraba de impotencia
sin encontrar almas gemelas.

4
Cuando corrí el velo que me cubría
y libre intenté dar un paso
como todo mortal
una fuerza como magnética
me retuvo en ese instante
atrayéndome hacia algún
recóndito lugar
agradezco a mi tranquilidad
en aquel momento
que me permitió sentir
la presencia de ese vacío oculto

en un profundo
hueco de mi ser
había un cuenco
de jalea bonita que empalagaba
mis pensamientos
y detenía mi actuar
me mantuvo adorando
preso imágenes oníricas.

5
Agua y Sangre,
hermanas en su correr
le guiñan a la eternidad
se nutren las semillas
de un nuevo amanecer
anuncian brotes de un mañana
que el suave rocío hará florecer
Miro al Horizonte
y encuentro tus ojos
te hablo a través
de distancia y tiempo
nacen cuentos de un nuevo calor
puedo ser lo que siento.

Pablo Cecchi




Cocción lenta


¿Sabrá ella,
mañana,
de la hendidura en la carne
de la cocción lenta
de la especia perfumada
de la sal en la herida?

¿Abrirá el libro
en la página marcada

Es su receta,
dirá.
Tiene el sabor
de mi madre?

Esperanza

Doblegar el ego
es una derrota dulce.
Victoria
de la recién venida
sobre la carne.

Sonríe y toda
cicatriz en mí
también la sigue

Así dar el paso
en la espesura
atenta a su mano
que me toma.

Saber ser
con ella
suelta y asida
hebra en el por venir
de su nombre

Como animal

herida espiaba
por la cerradura
del mundo

A fuerza de contraer
las espinas
su pelaje era áspero

Girando en círculos
trazó la sombra de un árbol
bajo el que se tendía
a roer su hueso

Masticaba con el poema
lo que no podía
digerir.

El hilo

A diario
hablo con mi madre
de cosas triviales
conversamos
como dando puntadas
El hilo de lo dicho
es un hilván poderoso
nos mantiene unidas
como un invisible
cordón umbilical.

El apego

Pliega los temores
hacia adentro
como quien plancha
con delicadeza
la manta del recién nacido
doblándola
con sumo
cuidado.
Busca aquietar
en ese instante
el dolor
de la impermanencia
la leve mortaja
que rodea
las cosas.
En esa ceremonia
el apego
hace creer
que se posee.
Devuelve cierto brillo
en lo que se atesora
pero persiste la sombra
que acecha
lo amado

El arrojo

Nunca pude tirarme
de cabeza
a la pileta.
Miedo a quebrarme
como una muñeca
de porcelana,
terror a partirme
y ya no lograr
unir los pedazos.
Flotando en el agua
estoy serena
pero no tengo el arrojo
que exige
el salto.
Ahora miro a los clavadistas
desde la orilla
arriesgarse
con la entrega
absoluta
del que viene
de cabeza
a zambullirse
en el mundo.

La carga

Un derrotero
de dudas
un camino trazado
sobre lo no hecho
lo que no se pudo.
Su mapa de dolor
calan
las contracturas.
La espalda se dobla
como una caparazón
de tortuga
donde cada marca
es un anillo de renuncia.
Las piedras
que no arrojo y cargo
son mi atado
acumulado con esmero.
A veces creo
que van a hundirme
pero me devuelven
la fuerza desconocida
de un empuje.

Los lirios

no florecen.
De su color blanco
apenas intuyo
un resplandor
Las palabras
de la amiga susurran:
“enterrá los bulbos
profundo
que en abril
despuntan”
Sus tallos
se elevan
en el barro
y crecen
aunque sin flor.
Pero solo la flor
les da su nombre.
Los tallos se elevan
en una estación
íntima
que no se atreve
a empezar.
María Victoria Ramos                   


                            

Las otras

de todas las que soy
una no puede escribir 
otra no sale de los cigarros
de las metáforas sexuales
de las alusiones constantes al suicidio
una anterior
se gastaba en amores
y en sueños de tiempos futuros
y hay muchas más
entre todas
discutimos acerca de
la visibilidad del horizonte
en los barrios del conurbano
de la imposibilidad de caminar 
con tacos por sus veredas
de la facilidad a la hora 
de escribir mentalmente
sin el ruido de los autos
de las ganas de fumar 
a la orilla de un lago
lejos no tanto de buenos aires
de dejar de fumar
de tener hijos
de no tenerlos
de cuidar hijos
de criarlo
deliberamos acerca 
de los temas recurrentes
en la poesía de las otras
de si dejar de escribir 
sobre el barrio
los bares
el humo y el alcohol
no decidimos nada
no somos nada 
unas sin las otras
las que quieren cambiar de temas
las poetas
las que caminan con tacos
las alegres
las poetas
las fumonas
las sucias
las poetas
las borrachas
las putas
las madres
las poetas
las suicidas
las poetas
entonces decidimos 
seguir caminando
las cuadras que quedan 
hacia casa
taconeando las veredas
llenas de piedras
temiendo dejar medio zapato
en el barrio
pensando en comprar 
ropa para tapar los tatuajes
o en dejar de tatuarnos 
para no comprar más ropa
o seguir tatuándonos
para dejar más cosas
en el recuerdo
si dejar de laburar
para escribir
o seguir laburando
para quejarnos de algo
pensamos si fue correcto estudiar 
tan pronto
o tan tarde
en la vida
si las decisiones que tomamos
fueron las correctas
y si pensar en todo esto 
a esta altura no es llamar un poco
a la muerte
pensamos mientras escribimos
mentalmente por la vereda
si lo que escribiremos
en la hoja al llegar 
no es más de lo mismo
y sobre todo pensamos 
maldita sea
hubiéramos tomado el colectivo
para no pensar en las otras.

vírgenes

de cuando éramos vírgenes
solo nos queda la música
y ese sabor a fruta fresca
cuando es uno nuevo
las cosas sabían distintas
en la búsqueda del sabor
o en la sinestésica combinación
que es un cuerpo
sinestesia corporal
confusión
trastocamiento 
veo lo agrio
saboreo las formas
y huelo a sexo
las cosas sabían distintas 
cuando éramos vírgenes
y todo era nuevo
o no sabíamos que esperar
y sospechábamos
que el sudor
olía a sal
y que sudar es bueno
que no saber de quién es 
la humedad
es propicio para el amor
de cuando éramos vírgenes 
sólo nos queda la música
y el sabor a fruta fresca
huye en la boca de la rutina.

Capricho

Qué descontentas mis chicas
Y qué fácil caen en la rutina
del insomnio
y en el lugar común
de pedir algo que no querían
qué fácil es decir hay bloqueo
no hay tiempo
y no hay más
qué difícil terminar aquello
empezar de nuevo
o seguir con esto
qué mierda cambiar de tema
en la mitad de algo
o dar un consejo
a la que llora
en los transportes públicos
a la que replantea su vida 
caminando por la calle
y en la estación devoto
siente que la abraza la oscuridad
o la necesidad imperiosa
de bajarse ya
para qué se molesta 
en gastar el codo
si dos veces por semana
elige terminar con su vida
para que no se la saque otro

el niño, la muerte y el poema

Estaba el cielo soplando nubes
el poema tardaba en aparecer
el niño no compartía las hojas en blanco
el niño no compartía las hojas en rayas
el niño trataba de borrar
lo que ahora mi mano trataba de escribir
Y escuchaba ese sonido
¿Escuchás ese sonido?
¿Quién viene?
La Muerte
El niño escucha a la muerte
ese sonido la anuncia
el niño espera el sonido
sin miedo espera la muerte
el niño juega con ella
la mira por la tele
el niño todavía no corre
perseguido por la muerte
la muerte todavía no busca al niño
…esperamos…

performance

algunas pestañas viudas
desesperan
la luz
del sol
y por fin
amanece
el rabillo de mi ojo
miope
espía lo nuevo
se altera,
amaga
y ataca
hay otra alienación
es la palabra
que se esconde
de mi mano
indómita
pero ahora le pertenezco
así es la cosa:
cuando no
tenés nada que contar
hablás de lo
abstracto
de la palabra
sin acción
¿no te diste cuenta?
somos actores.

Natalia Iñiguez








Cuerda de Dafne 
cada gota de sangre conforme 
el lago, las presas fangosas reanuden el pantano, 
el tamaño de la tristeza sea triunfo glorioso y mi canto 
un himno del fugir, lamento armamentado impronunciable 
se haga gota de sangre al intentar masticarlo, prometerlo, regalarlo, 
el lazo del lago sea lo que me aprese y así mueran mis hojas reinas 
en las cabezas sin ton ni son de sus pequeños reyes. 

que definitivamente sea con la voz detrás detrás 
una raza de margaritas y abrojos, circulares, 
con muchas alas que quemaran así el jardín, 
audaces del alba de la mañana, y sin cesar, 
la noche vuelva otra vez y la reconozcamos 
como una interrupción del amor o del mirar 
o no mirar, trizado cavar siempre en el mismo 
sitio, el sitio mismo como una mujer o un lobo 
que volviera en sigilo, y sus campanillas extrañas 
los hongos, pensamientos, las rosas o azules envueltos 

y se suelten los rizos, los panes, los cometas, 
los óvalos de las lunetas, corazones de maizales, 
el almendrado celeste de la mañana, ese que nadie vio 
y a la noche, avanzar con murmullos, como esconderse con otros, 
mariposas gruesas enormes de terciopelo y rumores de seda 
peludas, cortando ajíes que maten de turquesa, que pendan 
los llamados de los indios con su poder supremo e inútil 

en un anillo de fuego como un planeta nuevo, canten 
los caballos, las pecas, las violetas, las almas o los planetas 
dibujos azules de las flores, que me encierren, me acuesten 
cortinillas de estrellas cambien de lugar, tornen a la comarca 
el volver del baile, todo eso pase, todo el paisaje 

ese jardín de los quemados del que nunca me mueva, 
un jardín para los ahogados, esos que locamente amaran, 
con sigilo en la hora celeste, labrada y repujada como un 
conejo en el bronce, mueve a una mosca del azul al rojo, 
al rosa, al rubí pálido, con la absoluta naturalidad de un 
sonrojo, se torna el candor en calor, pequeño vapor, 
sudor de las pestañas, hojas peludas, espesas, ojalá 
me quede fiera y afeitada, áspera, con la carne tan expuesta 
como seca 

(…)
mar rosa de la madrugada se torna rayo azul dorado mientras el día 
se cuece frente a los ojos hacia arriba el velo celeste se impone 
con la gravedad de sus asuntos, oh si el cielo mismo se rompiera y 
su cara volara en el viento hacia el manto verdolado que deseo que recorra 
todas las superficies aquí en la orilla donde ese sueño se encuentra y ni 
siquiera ese agudo gavilán circundara el mundo, ese plano sin puntos, celeste, 
eso celeste detrás del párpado, veo en el silencio, lo veo reverdecer 
al pisar estas hojas verdes o doradas, violáceas, coloradas, su rojo se desvela 
como un fuego que quema el día y es el lago solo aquel que se arrepiente

(…)
un trenecillo de presas desbarrancadas dulces hagan descarrilar el viento, 
sus cabecillas blandas aterciopeladas descansen junto a la flor de la orilla, 
cabecilla del lago, pensamiento o pluma azul que ofrezcan inocuos los indios 
en reverencia, sus caras rojas fruncidas se hagan máscaras para la tierra y te 
canten pequeña flor mi regreso, en banda o brana invisible para el suceso, 
pero estable, firme, cierta, bocanada de libertad 

que el musgo le crezca en los ojos al patito muerto en el corazón 
de la orilla, en el hueco glauco donde lloraba, bebé en el desierto 
de la crueldad, hacinados los seres se sortean el ojo, envenenan el 
senderito escolar de sus proles y los bracitos del río. Que el musgo 
le crezca en ese patito, en ese corazón, en ese bebé y en mi mano, 
en la pequeña flor palacio de la orilla y en el tunel combado por 
el lomo aceitoso de ese insecto ciego y azul que insiste y vuelve 
para cavar un hogar

que la orilla oriente, que la célibe no mienta a la simiente, la soltera 
huya inaudita, indecisa inmensa en la inmersión de las raíces del 
arbol en el río, flor del limón y del patito, arrozada en la grupa de 
varias túneles, no haya espacio siquiera para el espacio, entre las 
branas todo tan completo, completado el adobo y el barro que 
nos moldea, sensual hasta el celibato, indiferencia térrea de un 
sexo tan ilimitado como indeciso, tan edénico que célibe libere 
los cientos de miembros sueltos y dispersos por el universo 

mi hembra indecisa se vuelva hombro del trigo y del maíz, 
rosado morrón del alba que sangra como una niña, luz de la alegría, 
pasto de la paz plumosa y algo fresca que tirita apenas húmeda asoma 
el día, su colchón de parra fría se torne crujiente y adorado 
pueda yacer el sol todo verano y halle verano dentro de 
toda estación, menarca nova elida eva evada ave maría maree 
hunda naves de roma y romero esparsa rompiendo el sendero cobrizo 
luminoso mojado por esa sangre de esa niña de brana anfibia 
frotada entre los árboles erguidos, humeantes, perfumados que especien 
la sopa del lago, espesen el caldo nutricio de todo calor entre las 
piernas se cocine el mundo, inaprensible no, inapresable 

Romina Freschi


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