Invitación: No me interesa lo que hagas para vivir. Quiero saber lo que ansias, y si osas soñar con lo que desea tu corazón. No me importa la edad que tengas. Quiero saber si te arriesgas buscando como un loco el amor, los sueños, la aventura de estar vivo. No me interesa saber qué planetas cuadran tu luna. Quiero saber si has tocado el corazón de tu propio dolor, si te han abierto las traiciones de la vida o si te has contraído y cerrado de miedo a más dolor. Quiero saber si te puedes sentar con el dolor, el mío o el tuyo sin moverte para esconderlo o apagarlo o conciliarlo. Quiero saber si puedes estar con alegría, mía o tuya; si puedes bailar con desenfreno y dejar que el éxtasis te llegue a la yema de los dedos sin precaverte a ser cuidadoso, realista o a recordar las limitaciones del ser humano. No me importa si lo que me cuentas es verdad. Quiero saber si puedes desilusionar a alguien siendo fiel a ti mismo; si puedes soportar la acusación de traición sin traicionar tu propia alm
Pasar al contenido principal CULTURA //// 02.12.2012 La experiencia dolorosa de los cuerpos Un comentario sobre lo real y las formas a propósito del poema El Hule. Facebook Twitter WhatsApp Telegram Compartir Por Victoria Palacios l Un trazo perpendicular, en su anclaje rítmico y semántico, pero central pensando en términos de una “poética de la gravedad” en la década del 80' en argentina, es la necesidad de expandir las fronteras génericas de las disciplinas cuyo interés se centra en la subjetividad. La experiencia de la represión política, social y cultural, y su concresión, a través de distintas formas de violencia sobre los cuerpos, irrumpe en el corazón mismo de la producción poética que prolifera en sus recursos junto a la teoría del conocimiento, el psicoanálisis, la filosofía y la ontología. Frente a esta proliferación vinculada al retorno de un conjunto de lecturas que delimitan sus modos de traducción y representación de las tradiciones e identidades nacionales, el Hor
Kuei Mei/ la que duerme en el I’ Ching. De mis sombras, es la que sigue obediente y rastrera construyendo imágenes. Polen brillando en el jardín, semilla de sacros tacos. Pelvis o corazón, en el sueño eras cuerpo sobre cuerpo desnudando tiempo. Ahora se vuelve otro disfraz nocturno. Yo como viuda negra tejo y destejo el ropaje que endulza mis paneles de palabras. ¿ Esclavizarme? ¿ Mi imagen, tu propiedad? Hay en un sector de jardín un espacio estrictamente poético donde mis voces bailan y trepan junto a abejas que esperan sol. Tráfico Débora acaricia la mirada de sus hijas, sabe que no hay sintaxis de la muerte que pueda extirparle su fe. Débora canta la mudanza de las fuentes claras, de los frescos ríos en degradé. Las ideas brillan pálidas, como chispas erráticas por instantes estallan, y luego se retiran como bruma. Dark, dark, dark They all go into the dark. Sus párpados espera
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