David Cronenberg

Pasar al contenido principal CULTURA //// 13.08.2016 La adicción al sexo en Crash, de David Cronenberg Recordamos los motivos pornográficos de una de las película más taquilleras de David Cronenberg, uno de los exponentes más importantes de “la nueva carne”, género que pivotea entre el horror corporal y el conceptual. Facebook Twitter WhatsApp Telegram Compartir Por Victoria Palacios Si la pornografía exacerba la destreza sexual de los personajes, el número y la duración de los orgasmos, así como la variedad de los actos sexuales; "Crash" nos habla de una sexualidad siempre insatisfecha a través de la parodia de los motivos pornográficos mencionados. El sexo es mórbido, precoz y sádico. El comienzo de la película nos anticipa sobre el tipo de búsqueda que va a funcionar como móvil del relato. Un rubia hitchcockiana se encuentra en un hangar privado masturbándose con un aeroplano. Un hombre al que no la ve la toma por detrás. A continuación vemos a James Ballard en un acto sexual con una camarógrafa. En ambas escenas, se combinan, de manera airosa, los tópicos desarrollados por Cronenberg a lo largo de su carrera: Carne (cuerpo) y metal (tecnología). Estos encuentros, por otra parte “accidentales”, son motivo de satisfacción de la pareja (James y Catherine), que aparece en la tercera escena narrándose tales experiencias. James también la toma por detrás, y le pregunta: “¿Te viniste?”. Sus palabras: “Quizá la próxima vez”, condensan la imposibilidad de alcanzar el goce que guiará el relato hasta el final del filme que concluirá con la misma frase. El material erótico es utilizado no sólo para estimular sexualmente al espectador, sino también, para provocar una dislocación en su percepción de la realidad. Esta es la lectura que se sigue haciendo después de la irrupción de “La imaginación pornográfica” de Susan Sontag, donde elabora los convencionalismos del género. Para esta autora, la imaginación pornográfica prefiere, por su propia naturaleza, los estereotipos en materia de personajes, escenario y acción. Como se configura como un teatro de tipos, y no de individuos; una parodia del género, si aspirase a tener auténtica eficacia, seguiría siendo pornográfica. El carácter sadeano de esta búsqueda, es el tema desarrollado, insistentemente, en cada nueva experiencia que tiene la pareja protagonista. Sumado a esta repetición, aunque esta es cada vez más densa en cuanto a las experiencias vivenciadas, tanto los acontecimientos, como los personajes, adquieren caracteres singulares. Esta diferencia, en cuanto al uso paródico que hace Cronenberg de los motivos pornográficos, se debe a la intención de encontrar una representación para el tema de la sacralidad del sexo entendido como espacio de transformación del individuo y de la especie. El acontecimiento atípico, “anormal”, el choque de autos, motivo central que rige el argumento, le permite a Cronenberg, volver a utilizar la metáfora de la enfermedad como la antítesis del control racional, y desmesurado, sobre lo cuerpos por parte de la ciencia. Para esto, establece un parangón entre los autos destruidos por los choques, y los cuerpos deformados por los accidentes. La relación entre la pareja y la cofradía de “chocados”, cuyo mentor y maestro es Voughan, se inicia a partir de este hecho. A lo largo del relato, las experiencias vividas por el grupo van a tornarse cada vez más peligrosas, llevando a los personajes a sufrir estruendosas transformaciones físicas, en el intento por captar, y por detener, el instante en que se producen tales modificaciones que funcionarían como pasajes anticipatorios entre la vida y la muerte. En este sentido, el acto sexual encuentra su representación más acabada. Lejos de configurar una imagen esterotipada, que sea captada sensiblemente a partir de su relación inmediata con los modelos canónicos; el sexo, se muestra como un acontecimiento que irrumpe en la idea de la continuidad del sujeto. Crisis que es una violencia significativa de muerte siguiendo a Bataille en su Erotismo. En este sentido, el que se entrega al acto sexual disfrutaría de la pérdida instantánea de su conciencia individual. La idea de accidente otorga a Cronenberg el material asequible para realizar una crítica a la idea de relato progresivo, y consecuentemente al sueño americano. Para lograr esta crítica, utiliza en el montaje, la técnica cut-up, desplegada por Burroughs en su Almuerzo desnudo, y que a apartir de su adaptación, Cronenberg desplegará en todos sus filmes con el fin de fracturar la idea del tiempo lineal. Este es el sentido, de la funcionalidad disruptiva de la fotografías de los accidentes realizada por Voughan. Y, asimismo, es la escenificación del tema que rige el filme: las fotografías son proyecto y residuo de este instante que se presenta como acontecimiento que interviene en la idea de la continuidad del sujeto. En la quinta escena, James y Helen se chocan con los autos. La cámara acentúa la fragmentación que provoca el accidente deteniéndose en las cicatrices. La mujer tiene un orgasmo y muestra un seno. El carácter fetichista de esta toma fotográfica será revelado en el encuentro posterior con Voughan. A su vez, la relación con el goce está acentuada por la satisfacción que provocan las heridas de James a Catherine. El choque provoca un cambio en la percepción de los protagonistas. James se transforma en un Voyeur del tránsito que se define como un tráfico de autos y de personas, con una carga semántica eminentemente orgiástica. Sin embargo, en el interior de esta circulación sexual indiscriminada, Catherine adquiere características singulares. A diferencia de la víctimas atónitas de la pornografía, Catherine se inicia en el misterio de la pérdida del yo. Pero esta trascendencia de la personalidad, se da siempre en el marco de las experiencias sexuales, objetos de satifacción de la pareja central, unidad que la pornografía, también repudia. Desde el inicio de la película, Catherine se identifica con todos los otros personajes(Helen, Voughan y Gabrielle) que tienen accidentes sexuales con James. Esta es la razón de la repetición de cada acto sexual, por la pareja protagonista, hasta culminar en el encuentro iniciático entre Voughan y Catherine con James como voyeur. A su vez, esta escena, constituye la repetición del triángulo amoroso, conformado por James, Voughan y la prostituta. Después de la muerte de Seaugrave, provocada por su representación del accidente de Jane Mansfield, sucede el acto sexual entre Catherine y Voughan en el lavadero de autos, que culmina ahora con la iniciación de la mujer. James funciona otra vez como voyeur. El acto es necesariamente violento porque condensa, y concluye, el hilo argumentativo urdido con relación al tópico del eros y la muerte. Y, en consecuencia, esta es la finalidad conceptual que tiene el registro visual reiterativo de las cicatrices, con su respectiva carga erótica, y la acción brutal de Voughan, hasta provocar cortes y heridas, sobre el cuerpo gélido de Catherine. Es innegable pensar que la anticipación teórica de las escenas extremas mencionadas, se da en la escena en que James y Voughan se muestran fotografías de accidentes automovilísticos de personas famosas. Voughan declara que siempre quiso manejar un auto con historia, y anuncia la búsqueda que funciona como trasfondo de los accidentes provocado: “Ese es el futuro. Y, ya eres parte de él. Comienzas a ver que por primera vez hay una psicopatología benévola que nos atrae, por ejemplo el accidente automovilístico es algo fertilizante, no destructivo,una liberación de energía sexual. Transmite la sexualidad de aquellos que han muerto con una intensidad imposible de lograr mediante otra forma. Vivir eso, experimentarlo, ese es mi proyecto.” La liberación de energía provocada por la muerte de Seaugrave, es la que genera el estado perturbado de Catherine, y el estado perturbador de Voughan. A su vez, la muerte de Voughan representa el fin último a alcanzar mediante el aprendizaje e inicia un nuevo “tráfico” sexual. Es importante destacar, que en la escena anterior a la muerte de Voughan, se concreta el acto homoerótico entre Voughan y James, en el que los roles de ambos se invierten. Así, Voughan antes de su muerte, también muestra un estado de vaciamiento de su personalidad. En relación con lo antedicho, la última escena nos muestra a la pareja central representando al accidente final. Pero, en forma disonante con respecto al aprendizaje de los “chocados”, no mueren. La eficacia de esta condensación visual, tienen la función de reiterar el concepto central que moviliza al filme. El ansia de transformación y muerte que rige el deseo sexual, y su imposibilidad de culminación. CINE DAVID CRONENBERG Facebook Twitter WhatsApp Telegram Compartir RELACIONADAS Pablo Torello: aparecer al interior de la memoria César Sodero: “Al escribir hay algo que te va llevando a mirar el otro lado de lo real” Dossier Fractura: Cine Gonzo, docu-ficción Mujeres y Malvinas: “Es tiempo de que el país salde la enorme deuda que tiene con ellas” Colectivo de Comunicación Paco Urondo 2005-2020 Para comunicarte con la redacción de APU escribinos a agenciapacourondo@gmail.com Suscribirse Email Address * Los contenidos de este sitio están sujetos a una licencia Creative Commons Diseño y desarrollo > gcoop. Cooperativa de Software Libre

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